sábado, 21 de noviembre de 2009

La Presidenta tiene razón

Aunque sea políticamente incorrecto, hay que decirlo: la presidenta Cristina Fernández tiene razón. Hay una discusión entre dos modelos. Pero lo que no dice la Presidenta, es que ni ella, ni su marido que opera en las sombras y tampoco los más encumbrados dirigentes de la oposición están en condiciones de dar esa discusión seriamente. Pero para ser justos, no parece haber todavía en el mundo dirigentes capaces de dar esa discusión. En Barcelona representantes de 170 países no lograron ponerse de acuerdo sobre la reducción de emisiones dañinas para el medio ambiente.

Veamos de qué podría tratarse.

Los modelos no son infantilmente sobre la izquierda y la derecha. Decir eso es funcional a los que quieren que las cosas sigan igual. Tampoco es sólo entre concentración económica o modelo de acumulación productiva como gusta decir la Presidenta. La discusión es entre un modelo que mata gente y puede hacer desaparecer al mundo y un modelo que busca que la riqueza se distribuya equitativamente, que modifique los sistemas de producción para que los ecosistemas sigan viviendo, para que el agua alcance para todos, para que los que no comen puedan alimentarse. La discusión es entre un modelo que destruye y otro que pueda mantener la vida sobre este mundo con más dignidad.

Pero acá, en esta parte del planeta, casi no nos damos por enterados. Como si la sequía en el interior fuera producto de una maldición. Las enfermedades a orillas del Riachuelo o de los basurales fueran a causa de una guerra química. Todavía creemos que los miles de argentinos que cartonean miserablemente todos los días y viven en la calle, lo hacen porque son vagos. Que los chicos fuman paco porque son unos descarriados que no quieren estudiar ni trabajar. El sistema, o la sociedad, decimos, no tienen la culpa. Y nosotros qué podemos hacer? Tampoco somos responsables, nos decimos.

El vicepresidente Julio Cobos juega con las instituciones. Esta semana anticipó que a principios de 2011 renunciará para ser candidato a presidente. Es oportunista. Desde el llano no contaría con los recursos que el Estado hoy pone a su disposición y que le facilitan la construcción política.

La doctora Carrió dio a conocer una carta que enviará a las Embajadas denunciando la situación de Argentina. México, Brasilia, Washington, Unión Europea, Santiago de Chile se enterarán por la dirigente más importante que tiene la oposición, que la Argentina sufre una "inusitada escalada de violencia", "incentivada por la prédica oficial lo que pone en peligro la vigencia efectiva de la democracia representativa". Carrió denuncia una autoconspiración y pretende instalarse como la garantía diplomática del orden democrático. Es inconcebible que una dirigente de su talla cometa la torpeza de denunciar fronteras afuera lo que no resiste análisis sólido fronteras adentro. Todas las Instituciones argentinas funcionan, incluso el Congreso, aún con las trapisondas de Kirchner. Ningún país serio se construye debilitando la consistencia nacional con proclamas antinacionales en el exterior. Aunque no nos guste lo que pasa, es lo que votó la mayoría y hay que dar la pelea adentro, donde según Carrió se dan los debates, en el Congreso.

Macri balbucea todo el tiempo, incapaz de decir la verdad. El jefe de Gobierno porteño agobiado por la ineficiencia, la torpeza y la ignorancia acerca de cómo gestionar la cosa pública, no puede salir de su propia trampa. Apenas atina a seguir buscando a quién echar culpas, a victimizarse. Pero puertas adentro muestra angustia y desazón. Macri no puede entender lo que le pasa. Llegó con espíritu refundacional, como si la ciudad hubiera sido un empresa quebrada que se compraba para hacer con ella lo que le viniera en gana. Ahora resulta que una brisa por el caso del espía Ciro James amenza convertirse en un tornado, y los muchachones simpáticos que limpiaban las calles de indigentes, terminaron siendo el grupo de tareas represivo y para estatal del macrismo en la ciudad.

De Narváez que es un gran impostor en el mejor sentido de la palabra, porque siempre está impostando, cree que con plata todo se compra, billetera mata política y sabiduría. Pero parece que hasta el peronismo decidió que esta vez no lo compra cualquiera. Reuteman aparece ahora cada vez más dubitativo. Esta semana empezará una peregrinación de dirigentes para animarlo hacia la candidatura presidencial.

Cristina Fernández y Néstor Kirchner no paran de demostrar que son autoritarios, que juegan un discurso de izquierda políticamente correcto para algunos sectores, mientras siguen aumentando de manera desfachatada y escandalosa, ellos y sus amigos, sus respectivos patrimonios. Cierran el diálogo, incapaces de aceptar la diversidad de pensamiento. Los buenos actos de gestión siempre terminan enturbiados por sus propios gestos inapropiados. Nada dicen sobre las patotedas de Moyano y sus hijos que se pasan por el traste la buena práctica sindical, el fallo de la Corte sobre la Libertad sindical y el escalafón de valores humanos.

En esta marco, las organizaciones sociales ocuparon el lugar de los partidos políticos. No sólo ayudan a los más vulnerables a comer, pensar, retomar los estudios y a organizarse. También re significaron el lugar de pertenencia, de identificación. No son todos piqueteros clientelistas. Hay algo de sentirse parte. Así es con los coyas de Milagro Sala o con la fiereza ideológica y práctica de un hombre íntegro como Fernando Esteche en Quebracho. Son cientos las organizaciones que crecieron exponencialmente desde 2001. Aún con dirigentes que saben de sus limitaciones intelectuales, aunque algunos están mejor preparados que ciertos políticos. En aquel lejano 2001 muchos intendentes las fogonearon. Ahora, que son autónomas y no se prenden en la política clientelar de los caciques partidarios, son denostadas. Ahora que reclaman formar parte del plan Argentina Trabaja y no depender de las miserables alcahueterías de los intendentes del conurbano, son activistas. Ahora que aprendieron a discutir, a no tener miedo y a levantar la cabeza, son violentos.

Definitivamente los encumbrados dirigentes políticos de nuestro país no están listos para la pretenciosa convocatoria de la Presidenta a discutir los dos modelos en pugna en la Argentina de hoy. Tampoco está claro si nosotros, como sociedad, estamos en condiciones de dar ese debate.

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