martes, 14 de diciembre de 2010
INDOAMERICANOS
En toda la ciudad había y hay parques Indoamericanos en incubadora. El des-gobierno de Mauricio Macri alzó como bandera la defensa del espacio público. Pero apenas si levantaron algunas rejas en algunas plazas del norte de la ciudad o mejoraron veredas en el sur. No hay otras políticas para el espacio público porque para ellos es sólo jardinería. Su administración dejó hacer y dejó pasar. Dejó que fuera ocupado. ¿La excusa para semejante desmadre? “No manejamos la policía”, “son las mafias”, dicen. No parece conocer otra forma de solución que no implique represión. Se muestra incapaz para la disuasión y la negociación con los actores. Con una fenomenal falta de creatividad para instrumentar respuestas a nuevas demandas laborales y sociales.
Su mirada sobre la realidad es tan diametralmente opuesta a la humanidad y la sensibilidad, o acaso al sentido común, que le impiden sentarse a articular políticas con otros Estados. Y peor, con las personas. Se enfada si percibe que lo quieren apartar de su librito ideológico. No comprende que la gestión pública es algo más que ideología. Le molesta que gente de otras provincias venga a los hospitales porteños. O que busque mejores condiciones de vida. No le incomoda en cambio llenar tierras bonaerenses con deshechos porteños. Ni que los no porteños gasten su dinero en comercios o servicios locales, como mucamas o albañiles mal pagos por muchos de los de su clase, que para venir a trabajar a la Capital viajan 4 horas en transporte público como ganado.
Las respuesta, en on y en off, dadas por él y sus funcionarios sobre el conflicto en Soldati, muestran hasta qué punto desprecian la vida. Para ellos las tomas de tierras son solamente la violación de la ley (tal vez porque en parte las promovieron ellos para generar caos). No las interpretan como gritos desesperados de gente desesperada que clama por una casa con un baño, una canilla de donde salga agua, y un mínimo de dignidad. “Si cedemos renunciaríamos a nuestras convicciones” dijo el funcionario más joven del Gabinete y no es difícil intuir que se trataría del michettista Marcos Peña. ¿Sus convicciones son desconocer la realidad? ¿Hacer una ciudad “exclusiva” en sus dos acepciones? ¿Ningunear a la gente? ¿Despreciar a los pobres? ¿Amurallar la frontera? La globalización, la búsqueda de las personas por un destino mejor, el crecimiento económico (que a veces muestra impúdicamente la televisión), la avanzada socio-cultural de los países latinoamericanos por lograr la integración, para Macri son cosas que suceden en los medios. Es incapaz de procesar que tienen impacto en las comunidades y que construyen una nueva realidad que no cabe en la zona cool de ciertos cerebros.
Es difícil evaluar qué hubiera pasado si la Policía o la Gendarmería intervenían en el parque luego de la segunda toma cómo pretendía el alcalde. Están las dudas acerca de si no se trató de una operación montada por políticos macristas y bonaerenses que se les fue de las manos, y que se mezcló con gente que reclama genuinamente por su derecho a una vivienda. Acusan al Gobierno nacional de incentivar más tomas por la promesa de tierras y vivienda como si fuera una dádiva. Pero se olvida que una semana antes su gobierno difundió en el diario Perfil que le iba a dar escrituras a la gente de las villas del sur. Como si esas promesas no hubieran tenido impacto sobre la gente.
Parece claro que Cristina Fernández decidió ponerse al frente de la situación con cambios drásticos, asumiendo errores propios y ajenos. No parece que las cosas vayan a seguir siendo como eran. Y no debería sorprender que le haya dado todo el poder a Nilda Garré para manejar la seguridad y ponerla al tope de la agenda pública. Tampoco que se haya puesto personalmente a sacar cuentas y buscar las soluciones habitacionales que reclaman esas y otras personas. Hace poco a Julio De Vido le dijo que no iba a mirar para atrás sobre lo que hicieron antes, pero que ahora “no más”. “Le dijo que se acabó la joda”, contó un secretario poderoso de ese ministerio, “les cortó todo”. Las cosas no serán como antes.
Macri y sus funcionarios generan enfrentamientos entre las personas, eso es cierto. Si se le reclama al Gobierno nacional que deje de negar la realidad, también hay que reclamarle a la administración local que asuma el impacto de sus palabras y su falta de gestión. Al no intervenir en la licuación de conflictos a través de políticas públicas integradoras e inclusivas, dejando que las tensiones se acrecienten y exacerben, promueve la violencia. Sus mínimas condiciones ideológicas lo ayudan: ahora quiso instalar una discusión típicamente europea en contra de la inmigración. Un debate hipócrita y oportunista olvidando que él mismo nació de un inmigrante semi-analfabeto. Lo que no dice es que Europa logró ser un continente que contiene a todos, o casi todos, los europeos. Aunque lo hizo pisoteando a los demás y fomentando divisiones y por esta región deberíamos ser conciente de semejante barbaridad. Sería oportuno apuntar a ser también un continente que contenga a todos los latinoamericanos, mientras cada país intenta la propia recuperación económica.
Siempre la gente quiere ir donde se vive mejor, donde la atienden mejor, donde se come mejor. Y los pobres e inmigrantes también, aunque a Macri le moleste. Habrá que aceptar que la recuperación económica y las políticas del Gobierno incluyeron a mucha gente en el sistema. Pero tal vez no estemos todos preparados para que haya tanta gente incluida que además reclama por sus derechos. Eso debería llamarnos a la reflexión.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
La oposición crispada. Los desafíos de Cristina.
Patricia Barral
10-11-10
Hay una provocación. Pero no viene del oficialismo. Ahora sale de la oposición. Tal vez antes de la muerte de Kirchner para algunos sectores también salía de allí, pero no es la cuestión. No hay manera de entender algunas declaraciones de última hora, como las de Hilda González de Duhalde, entre otras, diciendo con esa impostada serenidad que Cristina debe dejar de reinar o que la muerte no redime al ex presidente. Debe ser difícil aceptar que había más adherentes al Gobierno de lo que decían las encuestas.
La oposición necesita volver a empujar al Gobierno a la confrontación. A la crispación (un concepto que los jóvenes militantes supieron reutilizar para advertir acerca de la pasión por Cristina con Crispasión). Revisando los últimos archivos no hubo ningún acto de la Mandataria, ningún concepto que remitiera o buscara el enfrentamiento. Tampoco de sus ministros. Hubo posturas públicas acerca de algunos temas o cuestiones pero eso no es confrontación. Ciertamente ahora se está forzando el desencuentro. Buscándole la lengua dirían en mi barrio. El Gobierno cometería un error si fuera hacia ese lugar al que lo están empujando.
Alfonsín exagera sus críticas al Gobierno después de que la interna de su partido lo obligara a hacerlo. La batalla interna con Julio Cobos, el llamativo vicepresidente opositor, lo hizo derrapar. Se saca fotos con 4 o 5 militantes jóvenes que portan remeras con su nombre y usa de manera éticamente cuestionable la figura de su padre para posicionarse. Atiende en la que fue su oficina, cerca de la que fue su biblioteca y sentado en el que fue su sillón. No está aún muy claro el pensamiento de Ricardo Alfonsín. Cuáles son sus banderas y cuáles las que le ayudaría a portar su partido que como el peronismo, empieza a verse escindido fuertemente entre un ala derecha (Cobos, Aguad) y una más volcada aparentemente a la centroizquierda (Alfonsín, Gil Lavedra).
Julio Cobos perdió el capital que había cosechado porque no pudo ofrecer nada nuevo después de la 125. Con ello demostró que su decisión, hoy interpelada incluso por aquellos que la aplaudieron, fue producto de un espasmo social y mediático, tal vez no muy pensado o analizado. Su única actitud después de cumplir aquel rol que terminó en el voto no positivo, articulado con la oposición, fue mantener la tensión en su cargo -para muchos inconstitucionalmente ocupado- y presentar un proyecto disfrazando la vuelta del servicio militar que reclaman los sectores más clásico y conservadores de la Argentina.
Cristina Fernández se quedó sola en un lugar. Habrá que ver si está cómoda en él en momentos personales tan difíciles. Sería oportuno que su mirada femenina pudiera comprender a qué se refieren algunos sectores cuando cuestionan la intolerancia de parte de su Gobierno y sus militantes. No todos son gorilas ni vende patria. En cambio se advierte un porcentaje de rigidez entre sus allegados que impide la articulación con gente que simpatiza sin ser militante. No parece acertado que se reclame tanto compromiso militante para no ser tildados de enemigos. Eso sí es sectario.
Empieza a quedar claro que la oposición, salvo tal vez algunos sectores de la centroizquierda, no tomarán las banderas plantadas últimamente en la Argentina. Si así lo quisieran los dirigentes del llamado Peronismo Federal por caso, se embarcarían en una disputa interna con el candidato que surja del oficialismo. Y discutirían desde adentro la forma de llevar esas banderas peronistas. Pero, aunque expresan lo contrario en los medios, no es la forma lo que cuestionan sino el fondo.
La centroizquierda conducida por Pino Solanas no parece capaz de conducir un Gobierno. Sus dirigentes son tal vez algunos de los intelectualmente mejor formados del país, pero la performance que están demostrando en la Legislatura por caso, llenos de dudas, contradicciones e ineficacia, deja una muestra de lo que serían gobernando.
Lo mismo parece ocurrir con la Coalición Cívica, un sector que perdió lo que había cosechado porque tampoco supo ofrecer algo nuevo, ni amoldarse ni mostrar crecimiento partidario. La falta de democracia interna los deja sin acción hacia fuera. Igual que el sector de Pino, llenos de contradicciones y sorprendente ineficacia.
Los grandes desafíos de Cristina no pasan por conducir el peronismo o manejar el gobierno sin Kirchner. Los desafíos deberían implicar el desmantelamiento de los enormes nichos de corrupción y negocios con amigos y aliados que hay en su Gobierno. Y esto no pone en duda la necesidad de construcción de una nueva clase empresaria en el país.
Debería abrir el diálogo y la discusión. Finalmente es lo que le están pidiendo y es menester que la sociedad conozca mejor a los actores; qué pide cada uno y de qué manera; y cuáles son sus posturas reales (no marketineras) sobre los grandes temas de la agenda nacional. El Gobierno debería demostrar que está en condiciones hoy de ponerse por encima de las diferencias manteniendo las banderas en alto. El poder no es otra cosa que la capacidad de regular las tensiones sociales. Y aquellos que las nieguen lo harán de manera intencionada. En un país como la Argentina las tensiones están a la orden a cada hora.
La Presidenta debería por último, despejar dudas en los sectores que dudan. Aquellos que no militan ni militarán pero se interesan por el país y quieren una sociedad mejor. Aquellos que interpelan con honestidad y sin saña partidaria. Interpelan porque tienen inquietudes, porque quieren algo mejor, porque hay cosas con las que no comulgan. Aquellos que, ideologizados, no transitan los caminos del kirchnerismo pero sí comparten sus objetivos finales. Tal vez ese sea el mayor desafío de Cristina. Contener y hacer que más ciudadanos se sientan incluidos en un proyecto, aunque no sean militantes fervorosos.
viernes, 8 de octubre de 2010
La inseguridad que nos consume a todos
Patricia Barral
El quiere tener. Quiere tener eso que se ve en la tele y en la compu y en las vidrieras. Y esa vida también. Él quiere eso como otros quieren otras cosas. Todos quieren tener pero no todos pueden. Él no puede. Unos se creen con derecho a tener todo lo que quieren y piensan que otros no se lo tienen ganado. Que no todo es para todos. Pero esos, que se quedan afuera y con nada, no piensan lo mismo y están convencidos de que también pueden tener lo que quieren. Y cómo dicen por ahí, hay que tratar de conseguir los sueños por cualquier medio que sea. Sólo que los sueños para él o para ellos que están afuera de todo, no tienen el mismo significado que para los que podemos tener sueños. Las opciones de éxito que muestran las pantallas generan una ansiedad imposible de controlar.
Los dirigentes políticos, legisladores y muchos funcionarios de distinto rango en los distintos Estados del país, así como la enorme mayoría de los comunicadores más influyentes, no parecen encontrar la forma correcta de ubicarse ante esta situación donde no hay un solo tipo de delito, ni uno de delincuentes ni una sola forma de inseguridad.
Las declamaciones facilistas están instalando a una velocidad extrema una idea corta y pequeña, tendenciosa y perversa acerca del problema y su construcción como monstruo social. La mirada que puja con facilidad por dominar la escena es la que estigmatiza a los jóvenes, promueve la cárcel desde los 12 años, los proyecta dentro de cuarteles, posiciona la idea de que “el que mata tiene que morir” y la sed de venganza. Los medios y los comunicadores más poderosos, a sabiendas o no, promueven esa tendencia. El caso de Matías no deja lugar a dudas: no lo ayudaron a escapar porque encajaba perfecto con el esteriotipo de joven delincuente dibujado últimamente.
A su vez, la mayoría de los dirigentes con más presencia mediática muestran importantes faltas para ofrecer no sólo una solución amplia sino una mirada serena y abarcativa al asunto. Seguramente sin notarlo en muchos casos, estos dirigentes y aquellos medios que creen tener un pensamientos propio y crítico, no hacen más que repetir un relato que baja de las usinas más ortodoxas del sistema mundial. La estigmatización es una vieja práctica de Estados Unidos y Europa.
Desde que la idea de progreso dejó de ser para todos, la situación va de mal en peor. Y no es sólo un problema de Argentina. Los datos actuales indican que aumentan fenomenalmente los niveles de desocupación sencillamente porque no hay trabajo para todos en este esquema mundial. Y las políticas de mano dura avanzan en algunos países. No así la redefinición de progreso que es, desde hace unos años, un concepto liberal asociado al éxito, la fortuna personal, la comodidad y la avaricia. El progreso entendido de ese modo propone por ejemplo barrios modernos y torres super equipadas con hordas de gente afuera y abajo, pero lejos, cuya participación en el progreso es atender los requerimientos de los que están adentro o arriba. Esa concepción liberal del progreso es en esencia inequitativa. Un empresario me dijo hace pocos días que los responsables de “definir el progreso” son los legisladores. Una buena manera de desmarcarse de la culpa.
Los niveles de responsabilidad están desdibujados. Quienes construyeron poder en distintos ámbitos no asumen como propia la contraparte de compromiso. A cambio buscan chivos expiatorios. Construyen víctimas y las usan. Viran el eje de observación personal. Y empujan candidatos no por su capacidad sino por la conveniencia.
Así aparece un hombre que mezcla lo público con lo privado ofendiendo con el anuncio de que “está en su mejor momento”, mientras 15 mil personas viven en la calle, se pelea con adolescentes y no puede organizar siquiera las tensiones sociales del barrio histórico de Buenos Aires, agraviado por políticas sin planificación de promoción turística, desarrollo inmobiliario y “nuevas tendencias”.
O alguien cuya mirada sobre la Argentina se asemeja mucho a la idea antigua y paternalista de los conservadores: los pobres son pobres y deben recibir asistencia. No hay una verdadera idea de igualdad que cruce ese pensamiento. Es lo más parecido al establishment. Será por eso que es su candidato.
O dirigentes que denuncian la violencia de una india que hace lo que la ineficacia le impidió hacer mientras era funcionario. Hay más de una forma de violencia.
En tanto desde lo más alto del poder político muchas contradicciones se agudizan y baja una fuerte incapacidad para conducir un proceso de alta complejidad. Tal vez si el opresor que allí anida dejara un poco de espacio, las cosas serían diferentes.
Si verdaderamente quiere resolver el problema, la sociedad tendrá que hacer un gran ejercicio de madurez y un enorme esfuerzo por interpretar estas señales equívocas y confusas que envían los núcleos de poder, que no hacen más que intensificar los signos de derrota de la humanidad sensible.
viernes, 10 de septiembre de 2010
El derrumbe de Macri
Para todas estas desgracias el jefe de Gabinete de la Ciudad y el mismo Mauricio Macri, tuvieron respuestas y actitudes “perfectamente correctas”. Y cuando se sintieron un poquito apretados contestaron que la estructura de la administración local no cuenta con los recursos humanos para realizar los controles necesarios.
Suponiendo que se le da crédito a las explicaciones de estos funcionarios, la pregunta aparece implacable: ¿Por qué “habilitan perfectamente” obras, boliches o comercios si no tienen las herramientas para hacer frente a una demanda de controles semejante?
Pero analicemos otra opción también barajada por Macri o Rodríguez Larreta. La corrupción estructural recibida, esos nichos que parece que todavía no pudieron desarmar. También esta variante pone en crisis las respuestas ofrecidas. ¿Para qué habilitan semejante cantidad de comercios u obras si no tienen la certeza de que los recursos humanos con los que cuenta la ciudad son confiables? Son sus propias explicaciones las que hablan de la incapacidad y la ineficacia. Y las que incentivan las peores sospechas sobre sus verdaderas intenciones asumidos como mediocres gerentes de lo que es de todos.
Los techos de las escuelas porteñas se caen. Los funcionarios reconocieron que sólo ejecuturaron el 7 % del presupuesto para el área. Los adolescentes que se rebelan no son “niños bien” que reclaman por estufas (que tienen derecho a tener) o activistas kirchneristas (que tienen derecho a ser). Son jóvenes hartos de Macri y sus veleidades. Que lo ven haciendo alharaca en la tele inaugurando calles, plazas, teatros, bicisendas, apaleando al gobierno nacional por no hacer lo que tiene que hacer y encima, saliendo en las revistas del corazón como un galancito, mientras también desfinancia la salud. No lo respetan. Ya le picaron el boleto. Para estos chicos, que empiezan a descubrir cómo es la vida y a definir qué les gusta y qué no, y a ver qué mundo les estamos dejando, Macri no tiene ninguna autoridad moral.
Estos días de derrumbes de techos de escuelas y de entrepisos de boliches, el jefe de Gobierno porteño está en Europa. No está muy claro haciendo qué. Tal vez envíe desde allí algún mensaje avisando que está “coordinando vía Twiter las tareas de los equipos que trabajan en el derrumbe” (cosa que efectivamente ocurrió pero para mandar condolencias). Entonces algunos que todavía lo siguen promocionando como candidato a Presidente se sentirán aliviados. Y lo dirán en las páginas de opinión del diario del domingo. Y el jefe de gabinete se mantendrá pétreo en la tele con sus respuestas correctas. Y algunos canales de noticias encontrarán la manera de sacar de la pantalla las imágenes del drama porque Macri se puso al frente de la tragedia. Él tiene espaldas para cargar con varios muertos en una actitud perfectamente correcta.
lunes, 12 de julio de 2010
Matrimonio igualitario nota publicada
Matrimonio Igualitario
Nota publicada en revista Debate – Enero 2008
Patricia Barral
A modo de introducción cabe muy cómodamente la conclusión a la que la psicoanalista Cecilia Perrone arribó cuando Debate le planteó el asunto: “Hace unos años parecía que todos sabíamos lo que había que hacer, cómo había que actuar en cada caso. Aparecía todo como muy estático. Hoy hay dudas, la sociedad se permite dudar. Hay un cambio muy profundo”, dijo con la actitud de quien ve con cierta esperanza que algunos viejos paradigmas empiezan a ser desplazados.
Las discusiones sobre la protección jurídica hacia las parejas del mismo sexo y la posibilidad de adoptar en conjunto podría estar -y de hecho parece que así es- atravesada por ejes morales, religiosos, éticos, jurídicos, científicos, políticos, ideológicos, psicoanalíticos y también médicos. Aunque para los más reacios (o reaccionarios) no debería haber discusión porque estaríamos –dicen- ante la presencia lisa y llana de la violación a las leyes naturales. Esos sectores que se pertrecharon frente a la Legislatura porteña en 2002 cuando se estaba aprobando la Ley de Unión Civil para los habitantes de la ciudad, parecen venir achicándose a medida que aumentan el debate y los proyectos para ampliar aquella norma a nivel nacional.
Un trabajo concluido por la empresa Ibarómetro que tomó respuestas telefónicas entre un millar de personas del Área Metropolitana arroja resultados que seguramente invitarán a que la discusión se profundice y enriquezca. El 45,1% de los consultados dijo estar a favor de que personas del mismo sexo puedan “casarse”. El 41 dijo estar en contra y un 13,9% de las personas encuestadas dijo no saber que posición tomar ante esa pregunta. El dato a tener en cuenta para entender mejor indica que quienes están en contra del matrimonio gay son mayores de 45 años con un nivel educativo muy bajo (primario incompleto).
Desde que Buenos Aires se convirtió en la primera ciudad Latinoamericana en legalizar las uniones civiles entre personas de igual o distinto sexo fueron impulsadas distintas acciones para ampliar y mejorar esos derechos a todo el país. La ciudad cordobesa de Villa Carlos Paz aprobó recientemente una norma similar y la provincia de Río Negro había hecho lo mismo en abril de 2003 con la ley para dar a las parejas de igual sexo los mismos beneficios que tenían las uniones de hecho entre hombre y mujer. Sin embargo la ley provincial aún no fue promulgada.
Pero sobre todo en los últimos dos años la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) acompañada por algunos dirigentes políticos, funcionarios y otras organizaciones que defienden los derechos que se les desconocen a las minorías sexuales, encaró una fuerte y activa campaña. ¿El objetivo? No sólo cambiar posturas y prejuicios sociales promoviendo la información sino modificar leyes discriminatorias que en la mayoría de los casos dejan en el total desamparo jurídico a adultos y niños involucrados en estas relaciones. Un mayor ni siquiera podría decidir, si hay parientes, sobre el cuerpo de su pareja en caso de muerte. Y si hay niños porque alguno de los dos los tuvo de una relación anterior o los adoptó estando solo (según permite la ley), el asunto es más complicado, cruel y doloroso. Y merece un párrafo aparte
“Cuando se aprobó la Unión Civil en Buenos Aires se triplicaron las consultas jurídicas en la CHA: pasamos de tener unas 300 consultas anuales a 1200 o 1300. Aumentaron muchísimo las preguntas sobre la protección de la pareja. En el Interior las mujeres divorciadas que empiezan una relación lésbica nos consultan porque los tipos las amenazan con sacarles los chicos”. Pedro Paradiso Sottile es el coordinador del Área Jurídica de la organización y explica también que hay algunas formas de reclamar pensiones o cobertura social como grupo familiar. O maneras de proteger algunos bienes adquiridos en conjunto. Pero para eso hay que recurrir a expedientes interminables, exposición forzosa e irritante y siempre a altos costos económicos, psíquicos y emocionales porque una persona se ve violentada al tener que demostrar mil y una veces que no es de otro lo que siempre fue compartido y le corresponde, como lo fue el amor de su compañero o compañera.
“Tenemos una sociedad muy desigual en muchas cosas –dice la diputada Vilma Ibarra-. Por eso, todo lo que iguale, respetando las particularidades de cada uno, es bueno y es valioso. Recuerdo la frase de Rodríguez Zapatero cuando presentó la ley para permitir el matrimonio homosexual. ‘Vamos a sacar a muchos de la humillación. Vamos a hacer una sociedad más decente’, dijo. El proyecto para modificar el Código Civil esta cruzado por esa idea de igualdad”. Antes de dejar el Senado, Ibarra presentó una iniciativa que modifica la idea del matrimonio, la tradicional Institución que según el Código Civil pensado originalmente por Dalmacio Vélez Sarfield (modernizado a los largo de los años) requiere del consentimiento de “un hombre y una mujer”.
Ahora se propone hacer la misma presentación en la Cámara Baja que integra desde el 10 de diciembre del año pasado como representante de la Ciudad de Buenos Aires “porque no se qué voluntad habrá en el Senado con la nueva composición para tratar el tema sin que yo lo pueda seguir”, dice como esperando que alguien toma el guante. En la cláusula final la iniciativa expresa que en cualquier caso del ordenamiento jurídico argentino donde se refiera al matrimonio, o al esposo y la esposa, al marido y mujer, deberá entenderse a partir de la sanción de la norma que se refiere a los cónyuges o contrayentes de igual o distinto sexo. “De otro modo habría que revisar y modificar toda la legislación, ley por ley para cambiar el concepto”, dice Vilma Ibarra.
En Diputados habría entonces dos proyectos para modificar el Código Civil e igualar derechos ya que en abril un grupo variopinto de legisladores habían elevado uno parecido a instancias del socialista Eduardo Di Pollina. La CHA, en tanto, volverá a presentar su propio proyecto de Unión Civil Nacional que a fin de año perdió estado parlamentario sin que fuera discutido. Esta es una figura más libre y moderna que eligen las personas que prefieren menos injerencia del Estado en sus decisiones personales, en su intimidad y en su patrimonio.
Son dos Institutos diferentes pero ambos buscan reparar la desigualdad y la discriminación. Uno no anula al otro y en ambos aparece el tema más polémico: la posibilidad de que una pareja del mismo sexo pueda adoptar. La actual ley de adopción permite que una persona sola, independientemente de su orientación sexual, adopte niños. Pero no lo puede hacer en conjunto. Todas las variantes sobre la potestad y la protección de los derechos del niño estarían contempladas en las figuras propuestas.
“Hay cosas de mucha deshumanización”, sintetiza Vilma Ibarra y agrega “no se puede desproteger a los chicos por percepciones discriminatorias”. Los textos de los especializados en el tema están repletos de historias de este estilo.
“Adopción. La caída del prejuicio” es un libro esclarecedor donde los más prestigiosos psiquiatras y psicoanalistas entre los que se destacan Eva Giberti, Juan Carlos Volnovich, Alfredo Grande, Isabel Monzón, Graciela Medina y Alicia Le Fur analizan y derriban mitos vinculados a ideas deformadas sobre la crianza de niños por parte de homosexuales o lesbianas. Y explican, como lo hace Jorge Garaventa o Giberti, por qué los jueces prefieren mantener a un niño institucionalizado, sin un hogar, sin una familia, sin amor, sin cuidados, ni mimos ni protección y hasta sin documentos, antes que entregárselo “a un gay”.
Sin embargo los sectores conservadores que aún se oponen a estos cambios lo hacen alegando que “estamos convirtiéndonos en una sociedad contra natura porque va contra el orden natural”, es la postura del ex legislador porteño Jorge Enríquez para oponerse a todo lo que signifique igualdad en el amparo jurídico, Alega que “los homosexuales pueden hacer sociedades, testar y vivir sus vidas. Pero el orden natural, desde el fondo de los tiempos, no admite otro matrimonio que el de hombre y mujer. No necesitan del matrimonio para protegerse”. En nuestro país la potestad de testar está regulada y si hay herederos forzosos (descendientes o ascendientes) sólo se lo puede hacer sobre el 33% de los bienes.
Estas ideas utilizadas por representantes eclesiales, abogados católicos o simplemente por conservadores, son rebatidas ya con poco ánimo (porque el tema es bastante más complejo y tiene alcances antropológicos) y menos esfuerzo con otras teorías que indican que el matrimonio es una construcción cultural o que efectivamente en su momento los griegos comenzaron a condenar las relaciones entre hombres por la necesidad de poblamiento.
Eva Giberti cuenta también que hay investigaciones que dicen que Platón quien consideraba al deseo sexual como eminentemente homosexual, fue mal traducido, que no dijo “contra natura” sino “no procreativo”. Por último para muchos especialistas, es la propia ciencia, la propia producción del hombre, la que quiebra definitivamente la idea de lo natural y antinatural como equivalentes del bien y el mal. “Si así fuera no se podría ni usar penicilina”, explica Perrone.
Sobre la posibilidad de adopción los resultados del trabajo realizado por Ibarómetro señalan que el 57,8% de los consultados están en contra, el 11,1% no tiene posición tomada y el 31,1% está a favor de que parejas de igual sexo puedan adoptar niños. Según la conclusión de la consultora “todos los grupos etarios, educativos e ideológicos, salvo los que se definen de ‘izquierda’, están en contra de la posibilidad de adoptar por parte de personas del mismo sexo”. Una premisa, repetida y convertida en una especie de precisa ecuación “de ética kantiana” (cita Garaventa en el libro) donde no hay lugar para la diferencia, y asumida por el imaginario popular, indica que un niño criado en un hogar gay será convertido en gay, o “vivirá preso en un mundo homosexual”, o será objeto de abuso o de “tensiones dañinas producto de los índices significativamente altos de desórdenes psicológicos” estudiados por el profesor George Rekers de la universidad de Medicina de Carolina del Sur.
Para Enríquez “los deseos de paternidad/maternidad de las parejas homosexuales no son superiores al derecho de los niños a crecer en un hogar con un padre y una madre”. Cabría preguntarse aquí el motivo por el cual todos aquellos que profesan estos credos no han adoptado ya varios niños desamparados que terminan pasando sus vidas judicializadas boyando de institución en institución, cuando no en la calle. O no han encontrado una solución digna y amorosa para ellos.
“En España el Partido Popular mandó hacer un estudio para rebatir la ley de Zapatero. Pero la investigación les dio que los chicos criados por papás o mamás del mismo sexo no tienen ninguna diferencia respecto de los otros chicos”, refresca la diputada Ibarra. Cuando se argumenta que un niño criado por una pareja gay sufrirá cargadas en el colegio o discriminación social, lo que debería verse es la falta de la sociedad dicen los especialistas. El problema no está en el niño y su familia gay. Está en las familias “normales” de sus compañeros incapaces de ayudarlo a comprender la diferencia en el amor y convivir con ella.
Los modelos de identificación, la necesidad de imagen paterna y materna que es también un argumento opuesto a la adopción en estos casos, poco a poco va cediendo, a medida que la misma sociedad tal como se dijo al comienzo de la nota, “se permite dudar”. Los especialistas dicen que los niños necesitan amor, cuidados, límites, que les pongan una curita en la rodilla mientras le soplan la herida, que les cuenten un cuento, los lleven al pelotero, le ayuden a hacer la tarea. Que para convertir a un niño en una buena persona no es indispensable una mamá y un papá o lo masculino y femenino tal como estuvo establecido hasta ahora. Porque el niño se las arregla muy bien buscando modelos de identificación en su entorno y porque según los casos estudiados las parejas del mismo sexo también se las arreglan muy bien aceptando con ductilidad los roles que el mismo niño le va adjudicando a cada uno.
Aunque algunos como Enríquez se lo tomen a la chacota, ciertamente uno de los integrantes de la pareja, sea de hombres o mujeres, será más papá que el otro o más mamá. Porque uno pondrá más limites o será más proveedor o se ocupará de la cocina o le enseñará más a dibujar. Y eso no afectará el desarrollo del niño o su construcción como sujeto como si lo harán la falta de amor y el desamparo. “La adopción es una responsabilidad de la sociedad que debe ser compartido rápidamente. Todos deberíamos estar involucrados en la adopción de niños. Ellos tienen derecho a vivir en una familia amorosa de la clase que sea” sentencia la psicoanalista Cecilia Perrone.
Lo que no se puede es legislar sobre la condición de algunas personas.
RECUADROS
Uruguay y Argentina
“El matrimonio es una institución laica y no religiosa. Para las uniones religiosas está y seguirá estando el casamiento por la Iglesia” dice Ibarra quien también se mostró a fin de apoyar la Unión Civil Nacional. En diciembre Uruguay se convirtió en el primer país latinoamericano en proteger a las parejas de igual o distinto sexo con la ley de uniones concubinarias aunque no contempla la posibilidad de adoptar. En este sentido la ley uruguaya sería equiparable al proyecto de Unión Civil Nacional que en nuestro país buscará que incluya las adopciones.
Otros países
Matrimonio y adopción
España
Sudáfrica
Canadá
Holanda
Unión civil o sus variantes
Dinamarca (c/ adopción), Noruega, Suecia (c/ adopción), Finlandia, Islandia, Bélgica, Francia, Alemania, Croacia, Zurich y Ginebra (Suiza), Gran Bretaña (c/ adopción), Ciudad de México, Río Grande do Sul, algunas ciudades de EEUU y de Italia.
Dos mamás y dos papás
La imposibilidad de adoptar empuja a otras opciones que últimamente empiezan a ser más accesibles como la inseminación artificial. Y el alquiler de vientres en el caso de los hombres alternativa a la que apeló la familia Farach-Colton en EEUU. Martín argentino, Andrew estadounidense. Sus mellizos ya tienen 7 años y visitaron la patria de uno de sus papás en 2005. Conocen a la mujer que donó los óvulos y a la portadora, pero no las tratan como mamás. En aquel año todavía no habían preguntado quien de los dos había aportado el esperma.
En Rosario, Silvia (44) y María (36) tuvieron mellizos hace 5 años. Las fotos que muestra Silvia son de unos niños felices con la belleza que da ese bienestar. María fue quien llevó la panza después de la inseminación. Tienen 16 años de pareja. “Los chicos están absolutamente integrados –cuenta Silvia- al barrio, a nuestras familias, al jardín y a las familias de los compañeritos. Saben que algunos nenes tienen papá y mamá, otros mamá o papá y otros nada. Les vamos contando cosas a medida que van preguntando. Saben que no tienen papá, que tienen ‘Tati’ como me dicen, que cumple el rol que le pusieron ellos semejante al papá. A veces jugamos –asesoradas por un especialista- con que una de las dos se va a ir y ellos se re enojan porque dicen que somos una familia y que siempre tenemos que estar juntos. Jamás reclamaron por un papá”.
María es docente especial y dejó de trabajar al año y medio de los chicos para cuidarlos. Silvia es funcionaria de la municipalidad de Rosario “y hasta el intendente sabe de nuestra historia” cuenta orgullosa. Sin embargo no los puede proteger con sus aportes sociales y la pareja debió recurrir a una cobertura de salud privada para los chicos.
Unión Civil en Bs As
De alcances muy limitados y acotados para quienes tengan domicilio aquí. Permite la obra social o los créditos en conjunto, y la pensión o la licencia por enfermedad de la pareja (de un organismo público porteño).
2007…. 323 uniones (68 entre personas de igual sexo)
2003…..111 (79 homosexuales)
2004…..163 (94 homosexuales)
2005…...203 (91 homosexuales)
2006……200 (según datos provisorios, 60 homosexuales)
miércoles, 7 de julio de 2010
Rechazo al matrimonio gay, otra forma de dominación
Hubo cierto regodeo en el tratamiento de la información sobre el rechazo al dictamen de la modificación del Código Civil para permitir el casamiento entre personas sin distinción de sexos. Medios y periodistas o comunicadores que responden a la iglesia, a los sectores conservadores, a cierto poder arraigado y solapado, parecieron festejar lo que hubiera sido un triunfo de la evolución de las personas, un logro de los derechos humanos, una victoria para los chicos, una batalla amorosa. Pero ellos parecieron festejar la derrota.
Todavía me pregunto a qué le temen tanto. Qué cosa están viendo en el espejo que los hace huir de esta manera, asustados del amor entre las personas. ¿Es a la libertad? ¿A la felicidad? ¿A vivir igualados en derechos en un mundo lleno de diferentes? ¿O es a lo que tienen reprimido?
El pensamiento pequeño se vislumbra en actitudes como las de algunos gobernadores, en senadores y senadoras, en dirigentes, en diputados y diputadas. También se ve cobardía, egoísmo y mezquindad. Pero sólo están demorando algo que es inexorable.
Hay otra conclusión. Del mismo modo que se pretende asimilar la homosexualidad a la perversión, la violencia y la degradación de la familia, desde la óptica inversa, viendo sus posturas, se podría buscar en el pensamiento de estas gentes algo de la raíz del atraso de la Argentina. De la matriz del desamparo de la niñez, del origen de los suicidios de los adolescentes en algunas provincias.
Pero hay que desmentir a Bergoglio cuando dice que esta igualdad reclamada daña a la familia. Lo que daña a la familia es la desigualdad por la avaricia, la televisión impune, la falta de trabajo, de educación, de salud, la falta de oportunidades. Daña la mentira, la manipulación, la ausencia de horizontes.
Alarma que no conozcan el significado profundo del amor y la libertad. El sentido formal y simbólico que tienen la protección jurídica de la libertad y del amor. Es probable que lo desconozcan porque nunca pelearon por ellos. Porque lo desprecian. No le dan valor.
Tal vez nunca sintieron el vacío y el dolor de la muerte del compañero o la compañera. La desesperación de ver cómo personas ajenas a esa construcción amorosa en cinco minutos se llevan todo, incluso el cuerpo amado y ya sin vida del compañero o la compañera. Y los hijos, si los hubiere. Como los carroñeros.
Pero eso es formal. Aunque no es menor: aún no explicaron estas personas porqué están dejando sin derechos a los niños que juran defender y en realidad usan como escudos, manipulándolos de la manera más asquerosa y vil. Ellos saben que es una aberración que los niños criados en familias monoparentales tengan menos derechos que los criados en familias heterosexuales. Pero hacen como que no ven. Pese a ello no va a cambiar que parejas o personas homosexuales sigan criando hijos. Como no va cambiar que a una cría huérfana la cuide otro miembro de la manada o de una especie diferente.
Pedirles que entiendan esto parece tan difícil como reclamar que hagan las cosas en serio, con la conciencia limpia y el corazón abierto. Que dejen de hacer publicidades conmovedoras y campañas solidarias, que duran un día y auto exculpan sus “pecados”, para darles en cambio a esos niños el derecho a ser felices toda la vida.
Un legislador o legisladora, alguien que tiene responsabilidades superiores, no puede tomar decisiones de acuerdo a su pensamiento individual. No pueden ser representantes del pueblo esas personas. No están en condiciones. Olvidaron el principio fundamental de la representación en pos de sus intereses personales o sectoriales, de sus temores y de sus perjuicios. Los principios deben estar al servicio de una acción pública ecuánime y amplia, no discriminatoria o segregacionista.
Se podría entonces buscar allí alguna de las causas de la “naturalización” del abuso de los niños y niñas. Porque para estos sectores parece “naturalizado” que las propias madres promocionen la prostitución de sus hijas o que los menores sean sometidos por los miembros adultos de la familia. O que tengan que ser encarcelados a los 12 años.
No los moviliza tanto como los movilizó el rechazo a esta ley igualitaria, la manipulación genética para “atrasar el reloj” o para elegir el color de ojos de los hijos.
Habría que buscar allí la razón de que haya niños, niñas y adolescentes en la categoría de ser abusados y otros en la de ser cuidados.
Anteponiendo vilmente como excusa la imagen “del papá y la mamá” no están defendiendo a los chicos, están preservando un statu quo que sólo responde a sus intereses hegemónicos. Parecen haber encontrado una forma más para justificar la dominación. Y seguir escondiendo sus fantasmas reprimidos.
miércoles, 2 de junio de 2010
Macri y Ricardo Fort
No me importa abrir juicios de valor. Sólo analizar los datos que brinda este hombre por sí solo. Alguien que engulle lo que quiere y dónde quiere. Alguien de quien la televisión parece estar comiendo con apetito de caníbal todos los días. Alguien que pasará al olvido seguramente pero no sin antes hacer daño igual que algunos de sus mentores, como Marcelo Tinelli.
Se podría pensar que el Teatro Colón quedó deslegitimado con su imagen. Pero sin dudas su intención, la de Fort, era otra. Era lo que fue a buscar y le entregaron sin decir ni mu. Así es que con su presencia se legítimo la vanidad, el egocentrismo y la superficialidad. La idea de que no importa lo que se haga mientras sea para conseguir la fama, -un concepto descompuesto del legítimo éxito personal- y que para ser alguien hay que tener plata y estar en la tela.
Se legitimó la farsa, el maltrato, el uso y abuso de las mujeres y de todo aquel que sea útil a los fines. Se legítimo la falta de ética, la grosería, la vulgaridad, el culto a las apariencias; el modelo de vida que propone aturdirse para evitar escuchar al del al lado, que propone andar día y noche de lentes oscuros para evitar mirar al costado y acude a cirugías para ser menos sensible al paso del tiempo.
Se legítimo ese modelo de vida absurdo, abusivo, exagerado, procaz, voraz. El modelo de la ostentación ampliado, pulido. Un sistema de vida hipócrita, que esconde el miedo a la igualdad, que excluye porque es incapaz de pensar solidaria y racionalmente que los más vulnerables, los distintos, puedan tener los mismos derechos. Que bajo la consigna de la modernidad no duda en llevarse puesto lo que encuentra a su paso, así sean los recursos naturales, el patrimonio, las culturas o las identidades.
Con la excusa de que es una personalidad, los organizadores de la Gala reinaugural del Teatro Colón legitimaron lo que representa y lo que significa Ricardo Fort.
Él “pidió ser invitado, quería estar y como es una personalidad no había motivos para negarle la invitación”, dijo un alto funcionario del gobierno organizador.
Ningún medio dijo nada al respecto. ¿Hay algo de Ricardo Fort en la sociedad argentina?
Uno de directores del diario La Nación Jorge Fernández Díaz, dice alarmado y con razón en la última revista ADN, que estamos en la época de la desvergüenza. Que “vivimos la era de la impudicia: la intimidad es mostrada escabrosamente en los medios sin que el público se sorprenda o repugne”. Que el orgullo y honor considerados por San Martín combustibles esenciales para las batallas hoy son vistos como algo anacrónico.
Es curiosa la incongruencia: el diario –que tampoco dijo nada sobre esta presencia en el teatro- es quien más vigilias encara en pos de sostener y cuidar al hombre que autorizó la invitación al Teatro Colón del príncipe de la impudicia. Ese gobernante con desvelos presidenciales, tan parecido en un punto a Ricardo Fort que no hace falta ni mencionarlo.
lunes, 18 de enero de 2010
¿Quién es "el mundo" de Mauricio?
Así es o fue con “no medimos el nivel de conflcitividad de Fino Palacios”, o con “necesitamos más institucionalidad”, o con que tenemos que construir un mensaje que “nos permita volver a ser parte del mundo”. Y la que se llevó los laureles últimamente: los Kirchner “logran que cada oportunidad se convierta en una crisis”. Parece que esa le encantó al Jefe de Gobierno porque había como una modulación especial, como un gesto de orgullo contenido cada vez que la pronunciaba.
Pero Argentina ya estuvo en el mundo. O creímos que era el mundo. Y todo aquello bien valió una autocrítica para muchos y una revisión profunda de esas posturas. Estuvimos en un mundo desigual, que dejó a millones en la calle con la enajenación del patrimonio y la destrucción de miles de puestos de trabajo. Más acá, ese mundo expulsó gente con la burbuja inmobiliaria, que terminó en una descomunal crisis financiera que parece no haber enseñado nada y mucho menos parece haber cambiado conciencias. Un mundo depredador, que no concibe “bajar un cambio” como le exige Macri a los Kirchner. Un mundo que va a la destrucción vestido de gala. Un mundo que como él está contento porque “hoy está arrancando otra vez, con posibilidades de inversión y de financiamiento”.
Un analista político mimado por los sectores del poder, dice que “a los Kirchner en determinadas ocasiones, les gusta comer sin cubiertos”. Sin comulgar con el columnista, hay que reconocer que tiene razón. Aún con obsenas contradicciones, como la corrupción o el veto a la ley de glaciares, por caso, los Kirchner defienden unas ideas interesantes, necesarias, defienden cambios imprescindibles, pero lo hacen brutalmente. Demasiado brutalmente. A lo loco. Pasando por encima de todo. Sin explicar. Aunque también es cierto que hay demasiados que no quieren escuchar explicaciones, que no quieren escuchar que las cosas deben necesariamente cambiar. Los Kirchner, en este sentido y no en el que dice Macri, sí nos hacen perder oportunidades.
¿Qué es la previsilidad que reclama el ingeniero y otros sectores afines a él? ¿Para quién es? ¿Cuáles son las certezas que “el mundo” le da a los más vulnerables del planeta? ¿A qué parte del mundo le tendríamos que estar cuidando el presente? Y el futuro..
Repite, también como un cliché, que si nos portamos bien “van a venir las inversiones” y con ellas “las fábricas” y con ellas “el empleo” y con el empleo “vamos a combatir la pobreza” y la gente “va a tener un buen trabajo”. Nunca dice nada sobre la necesidad de distribuir la riqueza. Nunca explica cómo se hace eso desde su perspectiva moderna, sin tensar más la cuerda de los recursos naturales y sin que los que más tienen, aflojen. Nunca se refiere a los especuladores financieros e inmobiliarios. Nunca cuenta por qué echó a tanta gente “pobre” de la Ciudad, desalojándola por unos pesos que no sirven para nada. “Les damos la plata y a los 4 meses vuelven sin un peso y en la miseria”, se me quejaba uno de sus funcionarios. Nunca explicó por qué armó la UCEP para levantar indigentes de la calle y robarles sus pertenencias. O por qué no dio prioridad a la vivienda social. O a la salud pública. Nunca explica tantas cosas.
Tampoco habla de los papelones de ese mundo que defiende cuando mata gente en guerras inventadas para quedarse con el agua o el petróleo. Cuando deja a millones sin sistema de salud. Cuando genera el derrumbe del sistema financiero, se lleva puesto a miles de empleos y sigue como si nada hubiera pasado. Cuando se reúnen para decidir las medidas para reducir el impacto del cambio climático y terminan peleando para ver quién hace menos y quién pone más, como si sólo con plata se resolviera. Los de ese mundo no son papelones, son errores por haber calculado mal algunas variables. Igual que con Posse o el Fino Palacios.
Exultante ahora con el triunfo de Piñera en Chile siente que le volvió el alma al cuerpo. Se refiere al electo presidente chileno por su nombre de pila. “Sebastián le puede dar (a Chile) un salto de modernidad y un espíritu emprendedor inédito en la historia”, como si en 20 años la Concertación no hubiera hecho nada. “También España va rumbo a un cambio de signo en el Gobierno”, vaticinó. Piñera dice que lo admira. Hay hasta como un aire de erotismo cuando hablan de ellos mismos. Como cuando se juntaron en la Legislatura con Aznar del PP. No está claro de qué habla Macri cuando habla de saltar a la modernidad o del espíritu emprendedor. Pareciera que confunde una buena escuela con chicos alimentados que pueden concentrarse, con un celular de última generación. O más claramente, que se le mezclaron los conceptos de progreso con los de su modernidad.
El quiere imprimirle el sello de la modernidad a todo. Por eso está llenando la ciudad de torres, desfigurando su fisonomía y aniquilando las variables urbanísiticas. El sumun de su proyecto es la modernización encarada en el Casco Histórico de Buenos Aires, que parece que ya hace demasiadas décadas que es viejo y nadie se ocupa de construir cosas nuevas.
Pero a decir verdad, Macri no es el único responsables. Los Kirchner terminan siendo funcionales a este mundo al que nos quiere llevar el jefe de Gobierno. Y la oposición todavía no sabe muy bien qué camino tomar. Salvo el sector de Pino Solanas, que sabe a dónde quiere ir pero no parece poder articular un cómo. Los medios y los comunicadores, en fin, no tienen tiempo para filosofar acerca de los caminos de la vida.
Aunque no guste, la verdad que ser moderno hoy sería casi como asumir que el mundo conocido acabó, que la naturaleza nos va a pasar por encima si no reparamos en las grietas que estamos abriendo en sus costados. Que el capitalismo estalló y hay que buscar nuevas formas de intercambio comercial, modificar los esquemas de producción y consumo y eliminar la idea conocida de sistemas financieros que mercadean con papeles y dinero invisible que solo sirven para enriquecer a los mejor acomodados y perjudicar a los más vulnerables.
Una mejor distribución de la riqueza implica necesariamente que los que tienen más acepten que no pueden seguir teniendo más e incluso, que deben ceder un poco. Que los adelantos tecnológicos deben ser más moderados. No es admisible que los celulares se recambien cada dos meses por ejemplo, generando la destrucción de recursos naturales y más y más cahatarra. No es admisible que en lugar de mejorar hábitos y costumbres, estemos tensando hasta lo imposible la cuerda de la armonía, incluyendo experimentos que vejan hasta la muerte a millones de animales utilizados para testeos no sólo médicos, sino cosméticos. No es admisible seguir usando los recursos como se nos da la real gana.
Hoy ser moderno es pensar en cómo vamos a hacer para que el planeta siga existiendo dentro de 20 años. O 10.